Muralla medieval

La historia dice que Gasteiz fue primero aldea y amurallada. Sucedía esto en el siglo XI, cien años antes de su fundación. Una ciudad a la que el rey navarro Sancho VI El Sabio bautizó con el nombre de Nueva Victoria.

De los 900 metros perimetrales iniciales de muralla se conservan aproximadamente la mitad distribuidos en dos tramos: el aledaño al Palacio Escoriaza-Esquivel, restaurado en estilo lombardo; y la recuperación del tramo anexo a San Miguel (premio Europa Nostra 2010) que incluye además un mirador panorámico. De la muralla gótica del siglo XIII quedan algunos restos en la iglesia de San Pedro.

Pasear hoy por el casco medieval de Vitoria-Gasteiz significa recorrer la muralla de una ciudad cuya historia late entre piedras y muros; algunos tramos han sido reconstruidos para hacer al visitante más sencillo el viaje en el tiempo; otros tramos originales han quedado aferrados a una historia plasmada en alguna de las cuatro torres de la ciudad (San Pedro, San Miguel, San Vicente y Santa María), en palacios, calles….

 

Plaza de la Burullería

Todavía con dudas sobre su etimología, la actual plaza se remonta en sus orígenes a una necrópolis medieval que con el tiempo tomó el nombre del oficio de confeccionar telas bastas, sacos y paños.

Numerosos los enclaves que pueden visitarse en esta plaza como la Torre de los Hurtado de Anda; la observación del mural “Al hilo del tiempo” en la fachada este de la plaza, enfilar el camino a la Catedral de Santa María que parece sostener esta plaza, sin olvidar la Casa Armera de los Gobeo-Guevara San Juan o la suntuosidad arquitectónica del edificio El Portalón, hoy reconvertido a restaurante y en su día conocido como la antigua casa de postas.

Esta plaza huele a la historia más antigua de la ciudad, a ese rincón donde retrocedemos a la entrada de una aldea que nos espera con los muros abiertos.

 

Los Arquillos

Conector entre el casco medieval y la ciudad moderna, el paseo de los Arquillos es un prodigio de serenidad neoclásica asentado en dos bloques, el que se extiende sobre la cuesta de San Francisco y el que discurre sobre la calle Mateo Moraza.

Soportales y balcones que fueron declarados Monumento Histórico-Artístico ya en 1984 y que constituyen, el nexo con el ensanche moderno de Vitoria-Gasteiz para salvar el desnivel respecto a la ciudad medieval. Conocido y reconocido entre los vitorianos queda el nombre de su arquitecto, Justo Antonio de Olaguibel, a quien se debe, además de la Plaza Nueva-Plaza España de Vitoria-Gasteiz, presidida por el Ayuntamiento, este conjunto neoclásico de soportales y balcones que se tardó más de una década en construir (1787- 1802).

 

La plaza de la Virgen Blanca

El que hoy es uno de los corazones urbanísticos de Vitoria-Gasteiz fue en el siglo XIII un espacio extramuros al que se dio en llamar “el arrabal”. Convertida en un espacio diáfano tras la reforma de 2008, resulta imprescindible para el visitante contemplar la plaza desde la balconada de la iglesia de San Miguel.

Es el escenario donde la ciudad recibe cada 4 de agosto a Celedón, primero como muñeco que desciende desde la torre de San Miguel y, a continuación, como aldeano de carne y hueso. Todo un espectáculo que marca el inicio de las fiestas en honor a la Virgen Blanca.

Pero sin duda, si hay un capítulo histórico que retumba en esta plaza, es el que hace mención a la Batalla de Vitoria, reflejado en la estatua sita en el centro de la plaza. Obra del escultor valenciano Gabriel Borrás para conmemorar aquel 1813 en el que se derrotó al ejército napoleónico. En los tres cuerpos de la escultura podemos distinguir al General Álava, al duque de Wellington y al ejército de los franceses encabezado por José Bonaparte, además de alegorías y simbolismos como la Victoria y la Patria.

 

El jardín botánico de Olarizu

Un escenario diseñado para conservar y divulgar la biodiversidad local, provincial, regional y europea, situado en el Anillo Verde de Vitoria-Gasteiz, al sur de la ciudad.

Sus más de 120 hectáreas acogen distintas colecciones de plantas entre las que destaca una representación de los principales bosques de Europa. Además, otras formaciones vegetales ejemplifican esa diversidad conceptual de un espacio verde convertido además en pedagógico.

Un punto fundamental en el Jardín es la Casa de la Dehesa, desde donde también se puede emprender el camino hacia otros lugares de interés cercanos, como los Montes de Vitoria o el cerro de Estíbaliz, a través de los muchos senderos que por allí discurren, como la Vuelta al Anillo Verde, la Vía Verde del antiguo ferrocarril Vasco-Navarro, la Colada de Peña Betoño y la GR 25 o Vuelta a la Llanada Alavesa.

 

El bosque de Armentia

Enlazar el parque de la Florida con el bosque de Armentia, distante únicamente 3 kilómetros, y poder hacerlo en bicicleta o caminando, es uno de los muchos privilegios urbanísticos de los que goza la ciudadanía de Vitoria-Gasteiz y pueden disfrutar a su vez las personas visitantes.

El itinerario recomendado discurre por el paseo de la Senda y el paseo Fray Francisco de Vitoria, flanqueados de palacetes erigidos en los albores del siglo XX y que culminan en la basílica de San Prudencio, ya en el municipio de Armentia.

En sí mismo, el bosque es un quejigal de más de 160 hectáreas tapizado de verde, antesala de los Montes de Vitoria, que comunica éstos con los espacios verdes urbanos y periurbanos de la ciudad.

Entroncando con la proliferación de espacios habilitados para la práctica del deporte, cabe significar que la capital alavesa es uno de los principales destinos nacionales para runners. Sede del Ironman Vitoria-Gasteiz, el Maratón Martín Fiz y la Media Maratón Vitoria-Gasteiz, el tradicional punto de encuentro para el running en la ciudad es el Parque del Prado.

De igual modo, los 150 kilómetros de carriles bici o ‘bidegorris’ de Vitoria-Gasteiz hacen de la ciudad la segunda mejor de España para moverse en bicicleta. Desde recorridos urbanos apacibles para disfrute o como medio de desplazamiento, hasta rutas de largo trazado que incluso permiten salvar una distancia ininterrumpida de 33 kilómetros a lo largo y ancho del Anillo Verde.

 

Enogastronomía

Tradición Repostera Visitar Vitoria-Gasteiz entraña rendir homenaje visual, olfativo y gustativo a sus pastelerías, confiterías, heladerías y chocolaterías. Todo un abanico de comercios, alguno de ellos con más de un siglo de tradición que salpican la ciudad con un escaparatismo seductor. Una variada oferta de bombones artesanos como los vasquitos, nesquitas y trufas; postres como los chuchitos o las tartas San Prudencio y Virgen Blanca destacan como especialidades locales de reconocida fama internacional.

Merece una mención el goxua, un postre prototípicamente vitoriano que se presenta en tres capas, una de nata montada, otra de bizcocho “emborrachado” y otra de crema pastelera.

La enogastronomía pura en todos los restaurantes, bares que ofrecen pintxos y vinos de la Rioja Alavesa.