Miradores de Álava: ventanas a paisajes inolvidables - arabaturismo

Álava sorprende a sus visitantes por su gran diversidad paisajística y riqueza natural. Ofrece sensaciones distintas con su contraste de verdes paisajes, viñedos, montañas y llanuras. Esta tierra interior es un tesoro de rincones bellos y experiencias inolvidables, y sus numerosos miradores son el punto de partida ideal para capturar la esencia de este territorio. Desde cumbres imponentes hasta colinas cubiertas de viñedos, Álava ofrece panorámicas que dejan una huella imborrable.

Rioja Alavesa: un mar de viñedos desde las alturas

Rioja Alavesa es una comarca que rebosa hermosos paisajes naturales entre un mar de viñedos salpicados por villas medievales, creando un conjunto de ensueño. Es una de las principales zonas vinícolas de España, y sus miradores son imprescindibles para apreciar su magnitud.

Uno de los más destacados es el Mirador del Santo Cristo, en Labastida, que ofrece vistas impresionantes de la zona. Ubicado en el cerro donde se encuentra una antigua ermita románica, permite contemplar magníficas vistas de las amplias extensiones cultivadas con viñedos y de la propia población a sus pies. Otro punto estratégico es la Torre Abacial de Laguardia, que domina Rioja Alavesa desde lo alto. Laguardia, una villa amurallada entre viñedos, es una de las grandes joyas de Rioja Alavesa y uno de los pueblos más bonitos de España. La vista desde aquí abarca inmensos paisajes vinícolas.

En Elciego, el Mirador de la Ermita de San Roque (también conocido como “Aires de San Roque”) regala vistas relajantes y permite divisar numerosos pueblos, así como apreciar el notable cambio de color en los viñedos durante el otoño. Además, cerca del Puerto de Herrera, se encuentra el Balcón de la Rioja, que ofrece vistas panorámicas de Rioja Alavesa. Estos miradores son perfectos para entender por qué Rioja Alavesa es un referente enológico mundial.

El imponente Salto del Nervión: la mayor cascada de la Península Ibérica.

El Salto del Nervión es, sin duda, el mayor espectáculo natural que ver en Álava. Es el salto de agua más alto de la Península Ibérica, con una caída de 222 metros. Esta impresionante cascada se localiza en el hermoso Cañón de Délika. Para verlo con abundante agua, es ideal visitarlo durante la época del deshielo. No obstante, incluso sin agua, el paisaje es imponente, con el mirador suspendido sobre el cañón.

Miradores que quitan el aliento

Álava cuenta con miradores en sus zonas montañosas que ofrecen panorámicas espectaculares. El Santuario de Nuestra Señora de Oro, situado a casi 900 metros sobre el nivel del mar en una lengua de roca, es uno de los miradores más impresionantes de la provincia. Desde aquí, se puede contemplar una magnífica panorámica del valle de Zuia y la Llanada Alavesa, con el Parque Natural de Gorbeia de fondo.

En la zona de Aramaio, conocida como "la Suiza vasca" por sus verdes paisajes de montes y praderas, el Puerto de Cruceta (Krutzeta) cuenta con un mirador del valle. La ermita de San Cristóbal, muy cerca del puerto, también permite contemplar Aramaio.

Incluso en la capital, Vitoria-Gasteiz, hay puntos elevados para disfrutar de la ciudad. El cerro de Olárizu ofrece la posibilidad de contemplar toda la ciudad desde su cruz. La Catedral de Santa María, con su torre campanario de más de 50 metros de altura, ofrece panorámicas impresionantes de la ciudad y sus alrededores.

Entornos acuáticos: vistas tranquilas y naturales

Los cuerpos de agua en Álava también ofrecen hermosas vistas. El embalse de Ullíbarri-Gamboa es un lugar muy frecuentado por los alaveses para actividades al aire libre. Es un sitio popular para ver el atardecer o el amanecer, y se pueden disfrutar de vistas estupendas desde el Alto de Urbina, las playas de Landa y Garaio, o la terraza del bar del club náutico.

En resumen, Álava, con su singular geografía y su rica historia, ofrece una amplia variedad de miradores que permiten al visitante capturar la esencia de esta provincia. Desde los viñedos de la Rioja Alavesa hasta las majestuosas cascadas del Nervión y las extensas llanuras y montañas, cada punto elevado se convierte en una ventana a paisajes inolvidables, invitando a conectar con la naturaleza y el legado de esta hermosa tierra vasca.